domingo, 29 de noviembre de 2009

Dios todo lo ve, y la TV no se equivoca

La selección francesa de fútbol acudirá a la fiesta mundial de Sudáfrica 2010de la manera mas bochornosa posible, mientras que la selección irlandesa de fútbol se quedará en casa a ver ese campeonato mundial por la televisión.

Después de que en el encuentro entre ambas escuadras nacionales, realizado el 18 de noviembre en París, Thierry Henry se acomodó con la mano el balón antes de ponerlo con el pie derecho en la cabeza de su compatriota Gallas para que anotara el solitario gol de ese partido, que le daba el pase inmediato a Sudáfrica.

Al más alto nivel de la política de Irlanda solicitaron a la FIFA la repetición del polémico partido. Francia misma apoyó la petición irlandesa, pues no les complace ir al Mundial de fútbol por obra y gracia de una trampa, dijo la ministra de Economía, Christine Lagarde.

Como era de esperarse, en un comunicado la FIFA señaló: “el resultado del partido no puede ser cambiado y el partido no puede volver a jugarse. Como se menciona claramente en las reglas del Juego, durante los partidos las decisiones son adoptadas por el árbitro y esas decisiones son definitivas…”. En conclusión, se cometerá una injusticia favoreciendo que una selección llegue a la magna justa futbolera mundial por la vía de una burla al reglamento de juego.

La falta de Henry está llena de trampa, maña e intención absoluta de engaño, por más que los futbolistas y algunos ex futbolistas hoy, participantes en los medios de comunicación, lo eximen de la responsabilidad alegando que obedeció a una reacción propia del juego, cuando la misma esencia del juego es no utilizar las manos a excepción del portero y en los saques de banda.

Los hombres se pueden equivocar a la hora de hacer justicia. Dios, que todo lo ve (dice la teología), no se equivoca cuando juzga. Los árbitros del fútbol, como humanos que son, se equivocan con mucha facilidad; la televisión, como un dios que todo lo ve, no se equivoca. Pero la FIFA, que sólo endiosa a la televisión para hacer negocios, se niega a utilizarla para hacer justicia.

A la vista de todos está la acción indebida, grosera, cínica, ventajosa, de la estrella del Barcelona, Thierry Henry, desafiando al árbitro, a la afición en el estadio y a la del mundo vía la televisión; el árbitro no ve el movimiento de la mano del jugador francés, pero la televisión sí, demostrando a todos que la autoridad en un partido de fútbol es bien capaz de hacer justicia a ciegas por cierto, no en el sentido que simboliza la ceguera de La Justicia.

El ministro de Justicia de Irlanda, Dermot Ahern, mientras esperaba la respuesta de la FIFA a su petición, de que se repitiera el partido, adelantó incrédulo: “no lo concederán porque no somos nadie en el fútbol mundial, pero pongamos a la FIFA en el aprieto. Es lo menos que le deben a miles de jóvenes seguidores que se sienten desolados. Si se mantiene el resultado, se reforzará la idea de que conviene hacer trampas para vencer”, manifestó.

El mensaje a todas luces es positivo: fair play en el campo, o fair play mediante la televisión. Se trata de tener futbolistas más honestos y mejorar el mensaje del deporte. Y no es por puritano y extremista. La FIFA continúan defendiendo la esencia del juego sin argumentos de por medio más que una simple y estéril campaña mundial.

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