El honorable presidente del Barcelona es decir el gran jefe de la tribu, ha preferido Guardar silencio, en torno a la polémica por la que pasa el club sobre el supuesto espionaje. Aunque sabe también que no podrá estar mucho tiempo sin que se oiga su voz, no solo por la necesidad que tiene el socio de saber lo que ocurrió realmente sino porque dentro de la junta también se aguarda con mucho interés su respuesta en este caso. Entre tanto silencio, solo queda interpretar los gestos. Acaba su gestión en el 2010 y no puede volver a presentarse a la reelección porque los estatutos fijan el tope en dos mandatos.
Inexplicablemente, cuando el equipo está escribiendo una página histórica la paz social parece misión imposible en la entidad catalana Laporta calla y gana tiempo.
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