Se esperaba en Valencia a un Michael Schumacher arrollador de la mano del ingeniero talismán Ross Brawn y con el coche campeón de la temporada pasada. Al Mercedes se le escurrió ayer un segundo frente al mejor tiempo de Fernando Alonso, pero Schumacher no perdió la calma, más aún después de un día de sufrimiento para el equipo, lastrado por algunas dificultades a la hora de acertar con el reparto de pesos del monoplaza.
El alemán Michael Schumacher, de 41 años, regresó a la Fórmula 1 en Valencia después de haberse retirado a finales del 2006. Su debut el pasado lunes se vio rodeado de una enorme expectación y Schumi, que no ha brillado, no ha defraudado en su reentré a los mandos de un Brawn refundado como Mercedes GP. `
Michael Schumacher, como un chico con zapatos nuevos, dio un total de 122 vueltas, 40 el lunes por la tarde tras alternar el volante con Nico Rosberg y otras 82 el miércoles hasta que un problema hidráulico le inmovilizó en el box. Después, más relajado que nunca, aseguró que no cree que Mercedes sea un candidato a la victoria en las primeras carreras, pero insistió en que él siempre anticipó un inicio de temporada difícil.“Básicamente me siento bastante bien. El principal objetivo en este momento es la fiabilidad, hacer el mayor número de vueltas posible, sin preocuparse demasiado por los tiempos”, “En realidad ha sido mucho más fácil de lo esperado. Pensé que sería necesario algo más de tiempo, pero fue bastante rápido”, dijo.
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