"Pablo es de contextura gruesa", afirmó su hermano Michael, un ex antesalista de los Leones del Caracas y de los Tigres de Aragua, que aún juega en la Atlantic League y ha tomado como un desafío personal el plan de acondicionamiento del benjamín de la familia. "Está en excelentes condiciones. Sus músculos son muy duros. La barriga, la espalda, todo es duro. Pero por eso, no le es fácil rebajar".
El "Panda" se despidió el lunes de sus seguidores, en un repleto estadio Universitario. Pesaba un poco menos de 263 libras, con el objetivo de reportarse en febrero con un peso entre 255 y 260 libras. Su proceso de acondicionamiento seguirá ahora en Arizona.
"Menos mal que no me gustan las hallacas", señaló Sandoval con una sonrisa, refiriéndose al plato típico de su país en la Navidad, un preparado multicalórico culpable del sobrepeso de millones de venezolanos al cabo de cada diciembre. "Me dejaron comer pernil el 31, pero era el único día que podía salirme de la dieta. Es por ese régimen que vine a jugar en esta pelota".
El slugger de los Gigantes dio pruebas con el bate de su buena forma física. En los 10 juegos que disputó en la postemporada con los Navegantes, lideró el circuito con .477 de average, 12 anotadas, 21 hits, 5 dobles, 5 jonrones, 11 impulsadas, 41 bases alcanzadas y 10 extrabases, con .500 de promedio de embasado y .932 de slugging, también cifras tope.
"El programa de acondicionamiento tiene mucho que ver", agregó Sandoval. "Me canso menos. Tengo más agilidad. Me muevo mejor en tercera base. Corro bien las bases. Me concentro mejor al batear. Todo el mundo debería hacerlo".
Alguacil promete que lo más duro vendrá ahora. El coach ha trabajado en la defensa de "Pandoval", como gustan llamarle en Venezuela, y supervisa el trabajo de los hermanos, que deberá redoblarse conforme se acercan los campos de entrenamientos de primavera.
"Los viajes lo han hecho más difícil", relató el instructor. "En casa siempre llegábamos a trabajar en el terreno. Ha habido momentos donde hemos sido más estrictos, momentos en que he debido pedirle la milla extra, pero siempre es por su beneficio. Él es disciplinado. Sabe lo que quiere, aunque es un chamo joven, con apenas 23 años de edad".
La llegada de Mark DeRosa tendrá un impacto en el nativo de Puerto Cabello, quien posiblemente deberá mudarse de posición. Mejor. Alguacil asegura que su pupilo "es un primera base por arriba del promedio, a pesar del alcance", aunque el pelotero deja en manos de sus superiores la diatriba en cuanto a si deberá jugar en la inicial o en la antesala, que fue su posición de 2009.
"Las dos esquinas me gustan lo mismo", proclamó. "Yo lo que quiero es estar todos los días en el lineup". Va a estarlo. Un bate como el suyo no puede quedarse en la banca. Mucho menos ahora, que Kung Fu Panda está casi listo para emprender una nueva batalla en defensa de Barry Zito y el resto de los lanzadores de los Gigantes.
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