sábado, 30 de enero de 2010

A lo Hollywood llego el Panda

Al mejor estilo de los artistas de Hollywood, Pablo Sandoval aterrizó a las 4:45 de la tarde en el estacionamiento del estadio José Bernardo Pérez de Valencia, estado Carabobo, para jugar el séptimo partido de la gran final del beisbol venezolano.

Movió cielo y tierra, literalmente, para poder llegar a tiempo Sandoval salió de San Francisco, Estados Unidos, en horas de la noche de este jueves y llegó a Miami a las 7:00 de la mañana. De inmediato tomó otro avión para Caracas, el cual arribó a las 3:30 de la tarde a Maiquetía, estado Vargas, y de allí, por cuestiones de tiempo, tomó un helicóptero hasta el estadio.
Sandoval bajó del helicóptero y luego subió a un carro escoltada por motociclistas de la policía de Carabobo y personal de seguridad de los eléctricos. La caravana lo trasladó, a toda velocidad, hasta la puerta del clubhouse. “Quiero agradecer a la gente del CICPC, que me ayudó cuando estaba en problemas en Maiquetía. En todos lados hay magallaneros panas”, dijo el pelotero, siempre según el testimonio de su jefe de prensa. Poco después empezó a practicar en la manga de bateo bajo techo que tienen los bucaneros y más tarde fue al gimnasio.

¿Horas de sueño? Muy pocas. Al rato, el cuerpo técnico de la nave pegó el lineup afuera del dogout, y ahí estaba el slugger ambidiestro como tercer bate y designado. Nunca hubo tanta gente agolpada frente a ese pedazo de papel que es una alineación.

La mesa estaba servida y la champaña fría para la celebración. El José Bernardo Pérez estaba repleto, en su mayoría por fanáticos magallaneros, quienes cantaban al son de La Billo's Caracas Boys el tema "Magallanes será campeón". Y la energía que hacía falta para capturar el campeonato parecía haber llegado en un helicóptero con Pablo Sandoval. Pero todo cambió luego de ese fatídico primer episodio.

El rally de cuatro anotaciones de los Leones apagó la emoción de la afición carabobeña, que lloró la humillante derrota ante su eterno rival, cuando desde hace tres días parecía consumada. Y pensar que el día había empezado bien para los Navegantes, que observaron estupefactos el arribo de Sandoval. Pablo demostró que al decir que haría todo lo posible por disputar un séptimo partido de la Serie Final entre Caracas y Magallanes habló en muy serio.

El hecho de que su equipo del alma haya caído derrotado en el último duelo ante los Leones no quiere decir que sienta que todo el esfuerzo por llegar a Valencia fue perdido. Él quería ser parte del espectáculo y lo fue, a pesar de la derrota. El Kung Fu Panda se encargo de escribir uno de los episodios más peculiares, insólitos, emocionantes y espectaculares en la historia de la pelota local, al arribar al José Bernardo Pérez en un helicóptero, dejando atónitos a los presentes.

No se trató de una disparatada ni un episodio de vanidad, todo lo contrario, esa era la única manera de que el slugger pudiera llegar a tiempo al estadio de Valencia, luego de haber viajado desde San Francisco a Miami en la madrugada de ayer y de Miami a Maiquetía en la tarde. Fueron más de 18 horas de camino. "Esto de que Pablo llegara en helicóptero fue sólo por el factor tiempo", explicó el gerente deportivo del Magallanes, Luis Blasini, acerca de la travesía realizada por Sandoval. El arribo del slugger quedará en la memoria de por vida de todos los presentes en el escenario magallanero, de los fanáticos que observaron las imágenes por televisión y del propio Sandoval, quien lamentó la derrota pero otorgó un voto de confianza para sus compañeros de cara al futuro.
"En el beisbol no se disputa una sola temporada, aun quedan muchas por delante. A los Leones le salió todo bien hoy pero en Magallanes seguiremos trabajando con mucho ánimo. Ojalá Dios le de salud a todos los muchachos para que puedan lograr todas las metas que tienen en mente".

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