Los Reyes Magos no trajeron el regalo que Roberto Alomar quería. La ilusión se transformó en tristeza al no recibir la llamada telefónica que esperaba. Llegar a Cooperstown nunca ha sido tarea fácil, sobretodo para los representantes de las llamadas minorías étnicas (negros, latinos, asiáticos, indígenas, etc.) que tuvieron las puertas cerradas a Grandes Ligas hasta hace apenas 60 años.
Luego de todos estos años, ya no debería sorprenderme más con los votantes para el Salón de la Fama. El pasado miércoles, si me sorprendí. No sabía cuantos jugadores serían electos. Pensé que por lo menos uno iba a entrar, pero quizás hasta dos o tres. Bueno, sí fue uno. Pero no fue el que habíamos pensado. Entró uno, pero no el que pensábamos así se resume lo que ocurrió.
Lo sucedido ayer denota el prejuicio de los latinos al llegar al salón de la fama. Pero tarde o temprano llegara su día. No me molesté con los votantes del Salón de la Fama, quienes en cambio eligieron enfocarse en sus ocho Guantes de Oro, su premio de JMV de 1987 y la mezcla dinámica de poder velocidad que tipificaron las cinco mejores temporadas de Dawson, pero su carrera cae dentro de los estándares históricos del Salón de la Fama.
Ocho votos más hubieran convertido al destacado ex intermedista en el tercer pelotero puertorriqueño en llegar al templo del béisbol, que se levanta en el norte del estado de Nueva York, junto al siempre recordado Roberto Clemente y Orlando ‘Peluchín’ Cepeda.
Alomar, de 41 años, posee suficientes méritos deportivos para la distinción, pero un panel de expertos le negó el ingreso el miércoles al conferirle menos del 75 por ciento de los votos imprescindibles para la elección.
Roberto Alomar debió haber sido la elección más fácil en la boleta. Terminó su carrera con más de 2,700 hits, se robó 474 bases, y ganó 10 Guantes de Oro en la segunda base. Lo único en contra de Alomar fue que una vez escupió a un árbitro, y que su última buena temporada fue a los 33 años. Pero solo el 74 por ciento de los votantes reconocieron su valor, y necesitaba el 75 por ciento. A pesar que la decisión colectiva de de la BBWAA no tiene defensa alguna, la misma se olvidará de aquí a un año cuando Alomar entre sin mayores problemas.
Por 8 votos no puedo entrar Alomar su primer año de elegibilidad, y el total mínimo de sufragios para llegar ser inmortalizado en el santuario del béisbol en Cooperstown, Nueva York, y unirse a los otros latinoamericanos allí reconocidos como el dominicano Juan Marichal, el venezolano Luis Aparicio, el cubano Tany Pérez y sus compatriotas boricuas Roberto Clemente y Orlando "Peruchín" Cepeda.
Es innegable que Alomar merece estar en el Salón de la Fama, y eventualmente lo estará.
“Jugué el beisbol por 17 años con amor, pasión y lo hice muy bien, todo el mundo lo sabe”, dijo Alomar al conocer el resultado de la votación para el ingreso al Salón de la Fama. “Es un proceso y ahora estaremos más fuertes para el año que viene”, agregó el ex pelotero.
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