Antes de que Beckham demostrara su valía en un terreno de juego, Di Stéfano se preguntaba si pensaba en los fotógrafos cuando tiraba los córneres. Luego se ganó el respeto de todos. Vamos el chico es majo y eso no lo duda nadie. Miles de personas se habían congregado en sus prados para ver a sir David Robert Joseph Beckham pasar, sequitas de sus vidas aaahhh lo que es el fanatismo.
La emoción que manifestaron los chinos, los japoneses y las etnias de Indochina ante Beckham confirmó el acierto estratégico del presidente madridista, Florentino Pérez. El futbolista que tenía en nómina no era sólo un jugador de fútbol. Era un arquetipo para media humanidad. El símbolo de un futuro vertiginoso. El ex presidente blanco siempre supo que en su club habia una mina y no precisamente de oro si no de hacer dinero.
Hijo de una peluquera y un repartidor de bombonas de gas, nacido en el este de Londres en 1975, educado para ser jugador de fútbol; casado con la cantante Victoria Adams, alias Pija, modelo de Dolce y Gabbana; capitán de la selección de Inglaterra y nombrado caballero del imperio británico por Isabel II, el historial de Beckham se redondea con un carácter abierto, o tal vez enigmático como un espejo. Se trata de un hombre amable, gentil y risueño que hasta el momento no descubre miserias.
El éxito de Beckham como carismático le potencia como marca comercial, al tiempo que invita a pensar que se trata de un personaje ficticio y no de un futbolista real. Hasta sus nuevos compañeros dudaron antes de conocerle. Luego se sorprendieron al verificar que, en efecto, Beckham era un buen jugador. Como dijo Di Stéfano cuando se enteró del fichaje: "¿Pero éste, cuando va a tirar un córner, posa para las cámaras o piensa en tirar un córner?".
El señorito ingles no lo a tenido tan fácil en la vida, Beckham ha luchado para ganarse el respeto de sus colegas en la misma medida que las ovaciones del público. El primero lo obtuvo a base de comedimiento y profesionalismo. Las ovaciones le llegaron gracias a la eficacia de su juego, un formidable repertorio de pases y lanzamientos a balón parado que sazona con sentido colectivo más ardor guerrero. Porque Beckham se ha desvivido por demostrar al graderío -y a sus colegas- que tras su imagen de criatura andrógina habita un verdadero macho territorial. En el campo no esconde la pierna, sino muy al contrario, y soporta los golpes con británico estoicismo.
a la final quien es David?
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