miércoles, 28 de abril de 2010

Mourinho celebro con gesto de burla

El portugués ha vuelto a demostrar que es un enorme entrenador. Se podrá discutir su estilo, sus formas, su comportamiento, pero tácticamente es uno de los más grandes de la historia. Definitivamente al técnico del inter José Mournhio le gusta ser protagonista en todo el es así y no va a cambiar nunca pero ese modo de ser le hace ser especial aunque muchos lo critiquen yo lo apoyo Bravo Mou..La tensión acumulada en noventa y cuatro minutos de infarto nos dejó una imagen que pasará a la historia de la Liga de Campeones. Mourinho levantó los brazos en alto en señal de victoria y dirigiéndose con gesto desafiante a la grada del Camp Nou.

El portugués había salido victorioso de un duelo en el que se había convertido en el centro de todas las miradas. Con su gesto reivindicaba el triunfo del aspirante ante un campeón que soñaba con repetir título en el Bernabéu.
Fiel a su estilo, el entrenador del Inter, al que Valdés se le encaró, celebra de forma desafiante la victoria en el Camp Nou: "Quien gana tanto no sabe perder" Pero se trompazo con un barcelonista que se sintió humillado, Víctor Valdés se dirigió al técnico interista para recriminarle su actitud pero el colegiado belga se interpuso en su camino. La celebración italiana, afortunadamente, no deparó ningún tipo de incidentes sobre el terreno de juego.También fue inesperado y algo insólito que los aspersores del estadio se pusieran en funcionamiento mientras los italianos celebraban su clasificación para la final.



Una vez más quiso ser más protagonista que sus jugadores. Al final del partido, el técnico portugués del Inter, sin pensarlo, corrió por el césped del Camp Nou y fue directamente al lugar donde se encontraban los aficionados interistas. Su efusividad no gustó a los jugadores culés y Víctor Valdés corrió para recriminar su actitud. Acto seguido, los delegados de campo del Barça mandaron activar los riegos para mojar a los italianos y acabar de esa manera con la celebración italiana.

Lo que piense la opinión pública no está en la cabeza de 'Mou', al que le importa un pimiento lo que digan los que no estén con él. Tiene enemigos y tiene amigos, todos definidos. Sus legionarios romanos, vestidos de blanco en el Camp Nou, son los que están con él. Saben lo que quieren y se dejaron el alma disfrazados de futbolistas por obligaciones del guión de una película épica. A los jugadores del Inter les faltó el casco de Chivu, las lanzas y el escudo. El Barça no fue capaz.
Maquiavelo fue un incomprendido para algunos. Mourinho también. Muchos le tildarán de enemigo del fútbol, pero lo que no saben es que este deporte hasta entiende este tipo de actuaciones. El fútbol no tiene sentimientos, de eso pueden estar seguros. Estar en la final de Madrid no estaba destinado sólo para los románticos. Mourinho se defendió con sus armas y salió victorioso del Camp Nou con una sonrisa astuta y malvada. Había anulado el fútbol primoroso del Barcelona.
Ya tenía casi todos los boletos para ser el técnico más odiado por el barcelonismo, pero ayer acabó de obtenerlos todos. José Mourinho tenía un plan y le funcionó a la perfección. En Milán y en Barcelona. Acabó el partido y le faltó tiempo para salir al centro del campo y saludar a un público hundido en una provocación más de un entrenador tan inteligente con la pizarra como fanfarrón en su comportamiento. Mou privó al Barça de la final del Bernabéu y dio un motivo más a Florentino para que saque la billetera y acabe en el Madrid. La felicidad era evidente en el rostro de Mourinho, un ganador nato que calificó la clasificación del Inter como una "empresa histórica". Su equipo jugó más de una hora con uno menos y aguantó al mejor equipo del mundo.




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